La superficie de envolvente protege los espacios académicos empleando estructuras de páneles microperforados, los cuales configuran una paleta de colores que actúan como filtro de luz, girados para protección según el recorrido del sol.

La integración de las aulas hacia el parque perimetral, la transparencia que se genera desde los corredores hacia los espacios, propone verdaderas vitrinas pedagógicas, de permanente contacto con las actividades académicas, originando al interior ambientes de confianza escolar.

El edificio se convierte en un elemento espontáneo, natural, y a la vez claramente estructurado. La disposición de las formas en el paisaje, con la búsqueda de máximas relaciones con la naturaleza, aprovechan el entorno en su extensión. La planta abierta, flexible y adaptable se concibe atendiendo a las condiciones dinámicas de transformación del espacio.

El sistema espacial de los vagones parte de dos criterios básicos: la adición de piezas como el sistema pedagógico secuencial y acumulativo, y los espacios públicos: lúdicos y ambientales, como lugares para el encuentro, la recreación y la formación, promotores de las actividades diversas de la escuela abierta. Las dinámicas académicas fluyen a través del parque y la arquitectura.