La fachada principal del proyecto, concebido como una pieza urbana que por su altura sobresale entre el follaje de los árboles, refleja con claridad el ritmo de llenos y vacíos aplicado a la superficie del edificio.

La base traslúcida comercial se diferencia del fuste dinámico de las viviendas, el color como elemento fundamental del diseño, es aplicado de manera alternativa, semejante a la de un tablero de ajedrez. El amarillo, color predominante, se aprecia tanto en los módulos amplios como en los esbeltos. Los acabados se adaptan a condiciones de austeridad y control presupuestal, viabilizando las opciones de adquirir vivienda a la población con ingresos restringidos.

El primer nivel se articula hacía el espacio público y traslada sus funciones al paisaje natural del corredor de la quebrada, componente característico del tejido estructurante de la ciudad.

La fachada frontal recibe el naciente, presenta en toda su extensión ranuras verticales que atrapan la delicada luz solar de la mañana que irradia en los espacios sociales y privados al interior de cada unidad habitacional.